Escuela para padres

Características del Adolescente en la Actualidad

PERFIL EVOLUTIVO  DEL ADOLESCENTE EN LA ACTUALIDAD


“Entendiendo aquello que es lo vivido por  nuestros jóvenes podremos comprender los mensajes que sus voces (como palabra, como gesto, como conducta, etc.) nos develan. De esta manera seremos capaces de construir puentes que nos comuniquen.”

 

- Para entender lo que ocurre al adolescente en relación al sentido que adquiere su vida, es necesario primero reflexionar sobre el contexto socio cultural que lo rodea y lo condiciona. Las continuas crisis económico-sociales que fueron deteriorando la situación del país, especialmente en estos últimos años, junto con el grado de violencia y peligrosidad social del que todos somos víctimas, atraviesan su cotidianeidad, influenciando significativamente su subjetividad.

¿Cómo? Marcando, significando el sentido que para ellos adquiere el vivir: el estudiar, el trabajar, el pensar en su futuro, sus salidas, sus pensamientos, sus miedos, etc. Nada de estas cuestiones existenciales dejan de estar atravesadas por la realidad socio-cultural actual.

Actualmente, el adolescente frente a la pregunta de lo que quiere ser, por ejemplo, en relación al estudio, encuentra varias contradicciones entre una educación que, en vez de enseñarle a pensar, razonar, a desarrollar un pensamiento crítico, propio, original, creativo, le transmite contenidos de manera desarticulada y descontextualizada, que entra en serie con la variedad y cantidad a la que tiene acceso a través de Internet y los distintos medios de comunicación, y ante la cual se halla solo y falto de herramientas para procesarla y acomodarlas constructivamente a sus estructuras (reflexionar, cuestionar, repensar, etc.).

Por otra parte la educación, especialmente la secundaria, adquiere un fin meramente utilitario: estudiar como único medio para acceder a un trabajo en esta sociedad cada vez más competitiva y carente de oportunidades. El estudio, en este sentido, es para ellos una obligación, un mero cumplimiento de una formalidad, único camino obligado para pensar en un futuro laboral.

De la misma manera, el pensar en los estudios universitarios adquiere para ellos esta misma significación: estudiar no para desarrollar la verdadera vocación, los intereses y aptitudes singulares a cada individuo, para disfrutar trabajando de aquello que le causa verdadera satisfacción personal, sino para posicionarse mejor en la sociedad. Esto implicaría, no elegir aquella carrera o profesión que responde a sus verdaderos y más profundos intereses y motivaciones, sino aquella que le asegure un mejor futuro socio-económico, aquella que, según el imaginario social, tiene mayor salida laboral, mejor posicionamiento económico o una supuesta mejor valoración.

Esta renuncia en pos de “asegurarse” un futuro, responde a la falta de oportunidades, de desarrollo personal, al vacío de ideales, de posibilidades en que sienten que los deja la sociedad y al que deben responder posponiendo, aletargando, anestesiando su propia subjetividad.


- En relación a su cuerpo y a los cambios que intempestivamente se desarrollan en el adolescente, los mismos influyen significativamente en su subjetividad, produciendo un intenso desajuste psicológico, definido por crisis de identidad y por sentimientos de ambivalencia. Se pregunta ¿quién soy? y ¿qué soy?. Y siente la dualidad de desear y temer a la vez cuestiones fundamentales para su vida como la emancipación y la sexualidad.

La mayoría de los flamantes adolescentes sufren, porque ven que la naturaleza, los desaloja de su cuerpo de niños sin aviso y el mundo de los adultos está aún ajeno y lejano. Los padres se cuestionan y oscilan entre la angustia y la indulgencia. El estado de adolescencia se prolonga según las proyecciones que los jóvenes reciben de los adultos y según lo que la sociedad les impone como límite de exploración.

Los jóvenes sienten que algo les está sucediendo, incómodos y preocupados, sienten intriga y miedo por los impulsos sobre todo en el plano sexual, el cuerpo puede parecerles prestado, que no está hecho a medida, se enamoran de sí mismos y al mismo tiempo no se cuidan al vestirse o asearse. Niegan su nuevo aspecto, tratan de hacer como si no existiera. A pesar de la información todo ello puede espantarlos.

Otra de las cuestiones que descolocan a los jóvenes es que se espera de ellos actitudes de adulto. Esto los obliga a dejar de refugiarse en su rol de niño y por eso deben reacomodarse. Les fastidia su nuevo aspecto, pero quisieran volver a su antiguo rol. Este cambio afecta a los jóvenes según su carácter y educación.

Es frecuente que los jóvenes no puedan verbalizar sus temores, muchos tienden a aislarse, otros desarrollan síntomas, y si estos miedos no son tomados a tiempo, pueden generar angustia, ansiedad y depresiones que paralizan y a veces se transforman en conflictos que arrastrarán de por vida.

Los padres dejan de ser los valores de referencia. Los jóvenes se sienten vulnerables, son sumamente sensibles a las miradas y palabras de los que los rodean y que les concierne, más allá de su familia.

En este momento de extrema fragilidad, lo que viene de dentro y fuera de sus familias puede favorecer la expansión y la confianza en sí mismos, al igual que el valor para superar impotencias, o por el contrario puede estimular el desaliento y la frustración.

Se defienden contra los demás mediante la depresión o por medio de un estado de negativismo que agrava aún más su debilidad. Muchos jóvenes ejecutan actos de agresión gratuitos.

No puede abandonar completamente los modelos del medio familiar sin antes disponer de modelos de relevo. Pero se carece de ritos de paso donde los adultos decreten, no tienen puntos de referencia claros proporcionados por la sociedad, que les permitan superar los riesgos, dado que sólo se les espera en la otra orilla, por lo tanto en la actualidad hay cada vez más adolescentes desesperados que huyen al mundo imaginario de la droga y el alcohol.

El tiempo del adolescente aparece constantemente salpicado de alegrías inmensas y de penas tan repentinas como pasajeras. Sufre y goza, y su humor oscila continuamente entre la depresión y la exaltación.

Ningún joven atraviesa la adolescencia sin tener ideas sobre la muerte, y de que es preciso que supere a su modo las relaciones infantiles. Él vive en forma metafórica el fantasma del suicidio y de que hay que pensar en acceder a otro nivel.

Existe en la adolescencia la creencia en la amistad lo cual les hace la vida más soportable, tal vez los que no han encontrado estas amistades son los que están más a la deriva. Hay sentimientos que existen desde la infancia, por ejemplo la falta de confianza que en la adolescencia se hacen más fuertes.

Si no encuentra otra motivación más que la fe en sí mismo, si los amigos lo traicionan, queda desposeído y es, en este punto de desasosiego, soledad y abandono, donde no hay relaciones personalizadas, buscan un grupo de militancia activa, o tal vez pasivo que se reúna para escuchar música, fumar, beber o drogarse juntos para obtener algún modo de satisfacción.

Hay muchas razones por las que los jóvenes pueden zozobrar, los duelos que deben atravesar en esta crisis vital.

Los padres pierden el lugar absoluto que se les asignaba en otro momento. Las relaciones con el grupo de pares, la falta de una actividad laboral adecuada, un trabajo a través del cual podrían recuperar la confianza en sí mismos, lo cual puede ser una promesa de futura liberación, cuando esto ya no es posible los jóvenes se ven arrastrados a medios ilícitos de ganar dinero y obtener placer.

Esta crisis inquieta a los jóvenes, ya que implica ruptura, en muchos casos tratarán de ocultarla porque remite a angustias muy primitivas. Se vuelve imperioso aliviar el sufrimiento y la desolación de forma inmediata. Los jóvenes necesitan suturar una herida abierta que los desgarra, son capaces de dar la vida y la dan. Así comienzan las adicciones.

El recurso de los tóxicos y en primer lugar el alcohol, es una de las vías de escape. Los tóxicos a los cuales los jóvenes se hacen adictos representan una señal de alarma, en este período crítico. Lo que se busca es la solución a los problemas graves de identidad. Es el esfuerzo de integración, a todo precio, al mundo de los adultos, ser como todo el mundo ya que no se puede ser uno mismo.


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